sábado, 20 de enero de 2007

Declaraciones de Alonso y Schumacher en el Gran Premio de Mónaco 2006



Escuche el programa radial A toda velocidad, producido y conducido por Reggie Amaya S.


Columna: A toda velocidad

Fernando I

Reggie Amaya S.

La victoria del español Fernando Alonso en el Gran Premio de Mónaco marca el inicio de un nuevo reinado en la máxima categoría del automovilismo. Se pasa del dominio hegemónico del alemán Michael Schumacher al del joven piloto de la escudería Renault.
Pero las carácterísticas del nuevo rey le dan a su próximo reinado un toque muy especial: Alonso es el piloto campeón más jóven en la historia de la Fórmula 1, factor que podría representar una ventaja para destronar al alemán del poderío que tiene sobre casi todos los récords de la categoría porque su juventud le daría más tiempo para hacerlo.
Hasta ahora, Alonso lleva más de un año sin accidentarse en su bólido y se ha mantenido durante 14 carreras consecutivas en el podio: Nueve grandes premios en el primero o segundo lugar y cuatro victorias en lo que va de año. Sin embargo, la evolución técnica experimentada por la Fórmula 1 ha hecho de este deporte una competencia netamente estratégica. Si antes, la pericia del piloto determinaba el resultado de las carreras, ahora, la táctica cobre mayor relevancia; es decir, daban más oportunidad al piloto para marcar récords con el agregado de salir victoriosos en una carrera, mientras que hoy, los pilotos trazan sus tácticas con un solo objetivo: Ganar el gran premio así no se obtenga la pole position o la vuelta más rápida en carrera. Verbigracia de ello es que no importa llenar los tanques con demasiado combustible y no optener la pole position por la mayor carga del vehículo, que le da mayor lentitud; lo relevante para muchos pilotos es llegar primero a la meta.
Si se cumple esta dinámica, Alonso podría dominar en los próximos años, incluso, tendría el suficiente tiempo para ser más laureado que Schumacher, pero difícilmente lograría destronarlo en las estadísticas. Aunque a Shcumacher eso poco le interesa, pues, él dice que las estadísticas son para mirarlas cuando ya esté retirado, y de eso debe faltar poco tiempo, sobre todo por el bochornoso espectáculo presentado en Mónaco, al detener su vehículo deliberadamente en medio de la pista para que el esapañol no registrará el mejor tiempo para la pole.
De cualquier manera, el dominio de uno sólo se traduce en la monotonía del deporte. Si bien, muchos amantes de este disciplina están contentos por el cambio de ganadores, otros sienten aversión cuando piensan que el caso de Alonso podría ser igual al de Schumacher: Una dictadura absoluta sin tregua alguna.
Ya no se vive el romanticismo y la adrenalina que otrora reinaba en el automovilismo. Los tiempos de férrea disputa entre Juan Manuel Fangio, Alberto Ascari y Sterlin Moss; los rebases emocionantes entre Giles Villeneuve, Niki Lauda y Nelson Piquet; la emoción de la lucha por el campeonato entre el mítico Ayrton Senna, el profesor Alain Prost y el constante Nigel Mansell; y más recientemente, la pelea entre Damon Hill, Micahel Schumacher, Mika Hakkinen y Jaques Villeneuve. De aquellos momentos sólo queda el recuerdo, la memoria y la nostalgia de vivir apasionadamente un bonito espectáculo con mayor dinamismo.
Sería cruel decir que los pilotos en la actualidad no son realmente buenos, pero sí dependen mucho de los avances tecnológicos. La manera casi artesanal de los coches del pasado rendía toda su dependencia a las destrezas y habilidades del piloto. Sino, sólo basta ver como el desaparecido Ayrton Senna lograba ser el campeón con un vehículo que era menos rápido que el de Mansell o Prost, y como perdía su vida en la búsqueda de nuevos horizontes, porque cuando la fórmula 1 se fue viciando en su carrera desmedida por dar libetad al paso de la tecnología, el tricampeón brasileño dijo: “Este bólido no da para más, sino subo al mejor carro (el de la escudería Williams para ese entonces) no podré ganar más campeonatos”.
Los administradores de la fórmula 1 deben renovar la manera de administrase. Todo no puede quedar confinado a la tecnología, el mercado y la publicidad, armas de doble filo que diezman la calidad del espectáculo. No sólo deben aprobarse cambios en el reglamento, sino que también deben establecerse mayores medidas regulatorias para los avances tecnológicos y una distribución más equitativa de los recursos para el desarrollo de las escuderías y promoción de los pilotos.
De esta manera, quizá podría verse un espectáculo más equilibrado y a “pilotos de punta” como el colombiano Juan Pablo Montoya o el finlandés Kimi Raikkonen, con un mayor éxito en la categoría máxima del automovilismo mundial. Ya no se estaría hablando de una monarquía a lo Fernando I.

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