Desorden. Muchos de las sustancias químicas están esparcidas por el piso y las inadecuadas vitrinas. /Foto: Cortesía Bomberos LUZ
Resultado. Tóxicos que han salido se sus cajas de depósito al reaccionar por el contacto con agua o exposición a la interperie. /Foto: Cortesía Bomberos LUZ
Bomberos Universitarios retiró los materiales alamacenados en un baño desde hacía mucho tiempo. /Foto: Cortesía Bomberos LUZ

Reportaje
Hasta 80 litros de productos químicos sin identificación han sido detectados en espacios universitarios. Los Bomberos de LUZ temen una tragedia, pues creen que afectaría no sólo a la institución, sino también a buena parte de Maracaibo
Reggie Amaya S.
Cantidades no calculadas de materiales peligrosos afectan los laboratorios de La Universidad del Zulia (LUZ), debido al almacenaje de sustancias químicas y a su desecho inadecuado, así lo informan los cuerpos de bomberos de Maracaibo y de LUZ.
Según el jefe de la División de Materiales Peligrosos del paramunicipal, sub-teniente Alberto Lozano, los compuestos químicos en la institución perdieron su vigencia de uso. “En LUZ mantienen cierta cantidad de sustancias químicas que ya cumplieron su tiempo útil, y que por lo tanto se convierten en desechos y materiales peligrosos”, declara el funcionario.
Para el jefe del Departamento de Materiales Peligrosos de Bomberos Universitarios (Matpel), Elio Miranda, el problema de los laboratorios en LUZ se debe al almacenaje de compuestos químicos, más que a su utilización en las actividades académicas y de investigación cotidianas.
Prevé que de no tomarse acciones al respecto, pudiera suceder algún accidente que cobraría vidas humanas en la Universidad, e incluso, en la ciudad de Maracaibo, porque la institución está rodeada de sectores residenciales, escuelas y liceos, aparte de su cercanía al Hospital Universitario de Maracaibo (HUM).
“Hemos conseguido hasta 80 litros de productos sin identificación, lo cual nos plantea un problema muy serio, pues estamos hablando de composiciones cuya naturaleza nos es desconocida y no sabemos cómo puedan reaccionar”, afirma con preocupación el bombero estudiantil.
Por su parte, el jefe de los laboratorios de Química de la Facultad de Humanidades y Educación, profesor Edgar Molina, no sólo reconoce que se almacenan de manera indebida diferentes elementos tóxicos, sino que también considera problemático el desecho de estos productos por la cañería por la falta de una infraestructura con los implementos para el adecuado uso y desecho de los químicos.
“Los ácidos sulfúrico, nítrico, y el benceno – que es altamente cancerígeno – van a las cañerías que desembocan en el lago de Maracaibo. Las campanas extractoras de gases no funcionan adecuadamente y los tóxicos evaporados se mantienen en el laboratorio y son inhalados por quienes están allí”, explica el catedrático.
Molina asevera que ha habido accidentes leves con quemaduras causados por descuido. Dice que no hay pruebas de personas afectadas por el benzeno, si bien reconoce que los profesores se resisten a trabajar con éste, razón por la que se rotan en las materias con el uso de materiales peligrosos para no recibir exposiciones constantes a los químicos. Calcula que en caso de un accidente grave, desaparecerían hasta dos laboratorios de la Escuela de Química del núcleo humanístico, a causa de un incendio por la existencia de sodio metálico depositado en las vitrinas. Para el Cuerpo de Bomberos Universitarios, el problema radica en la falta de un depósito con las condiciones adecuadas de temperatura y resguardo para el desecho de los químicos, y el descuido del personal que labora en los laboratorios sobre el control de las soluciones, como en la Escuela de Bioanálisis en Medicina, en donde inhabilitaron los laboratorios y no hay clases por la excesiva acumulación de sustancias.
En la Facultad de Ingeniería, ubicada entre las avenidas “Cecilio Acosta” y Guajira, se habilitó un baño de manera improvisada para el almacenamiento de productos, pero por tratarse de un espacio no óptimo para esa función, varios químicos – entre ellos sodio metálico, el cual es explosivo al mezclarse con el agua – se combinaron con las lluvias y llegaron hasta las escaleras de la Escuela de Química, lo que desprendió peligrosos olores al ambiente.
De todas las facultades, la de Ciencias es la única que cuenta con un depósito adecuado porque según los Bomberos LUZ cumple con los parámetros establecidos por el Comisión Venezolana de Normas Industriales (Covenin), aunque algunos estudiantes advierten que no hay un control e inventario de las soluciones existentes. Por trabajar con las ciencias puras en la investigación y docencia, este lugar es el que más material peligroso acumula: triplica al resto de los laboratorios de la Universidad.
Antecedentes del problema
Desde hace 40 años, LUZ acumula componentes dañinos y esto paulatinamente se convirtió en una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar, según estima el jefe del Departamento de Materiales Peligrosos de los Bomberos Universitarios, Elio Miranda.
Para el 2003 se comenzó a atender esta situación con la creación de una data con los inventarios de las sustancias perjudiciales presentes en LUZ, mediante una labor de limpieza, clasificación y neutralización de los productos, que consiste en eliminar el poder de reacción de los químicos.
Miranda recuerda que en marzo de 2006, por negligencia de un profesor en la Facultad de Ciencias que dejó neutralizando 250 mililitros de mercaptano (sustancia química venenosa que al evaporarse adormece o mata a quien lo respire) dos vigilantes resultaron desmayados por inhalación del químico en horas de la noche y a causa de las afecciones en su salud, debieron guardar reposo por dos días, bajo vigilancia médica. Durante el incidente, funcionarios de seguridad de la Escuela de Petróleo, ubicada a 200 metros del lugar, afirmaron sentir gases del químico en el ambiente.
En 2004, dos estudiantes de la Facultad de Agronomía resultaron seriamente lesionados con irritación y quemaduras de segundo grado en las vías respiratorias al estallar un bidón de ácido sulfúrico depositado en los laboratorios, por lo que tuvieron que estar en reposo durante un mes, con dieta líquida, dada la sensibilidad de sus gargantas. Ese mismo año, un universitario tuvo ampollas en la piel por el roce con ácido sulfúrico en el laboratorio de Química, en Humanidades.
Voces disidentes
Algunos profesores y auxiliares prefieren la discreción al hablar del problema de los laboratorios: unos temen revelar la existencia de accidentes y otros los catalogan como “normales” para no tener que hacer una denuncia pública de la situación. Informes levantados por los bomberos estudiantiles revelan que la principal causa es la inexistencia de una manera adecuada de depositar y desechar los materiales peligrosos; sin embargo, para el profesor Avismerci Prieto, jefe del laboratorio de Investigación de Química en la Facultad de Ingeniería, los productos químicos en la Universidad no representan un problema, pues trabajan con pequeñas cantidades de solventes orgánicos reutilizables: ácidos como el clorhídrico, nítrico y sulfúrico y el mercurio.
El catedrático no muestra preocupación sobre las sustancias depositadas en el laboratorio. “Estamos esperando el momento propicio para trasladarlos y que los quemen en la refinería El Tablazo. Todas las actividades que realizamos aquí no representan ningún peligro”, asegura en su condición de encargado del recinto.
Esta versión encuentra respaldo en la jefa de la cátedra Química II de Ingeniería, Gisela López, quien estima que la alarma creada por la existencia de compuestos químicos depositados en LUZ es una exageración. “Es mentira que los productos sean altamente reactivos y que no podamos convivir aquí”, puntualiza. Además, desestima los informes de los Bomberos Universitarios y considera que no han hecho una labor efectiva: “Ellos tienen mucho tiempo sin venir, y cuando lo hacen, apenas levantan un informe y se van. Ya se llevaron los solventes más volátiles y nosotros reutilizamos los productos aunque estén viejos, porque los bomberos dijeron que en el baño no deberíamos depositar más”.
Johan Mesa labora como auxiliar docente del laboratorio de Química de la Facultad de Ingeniería desde hace seis años. Considera que allí los profesores han procurado organizar un depósito, aunque no se clasifican los reactivos, y acredita la responsabilidad del no retiro de los materiales peligrosos a los bomberos universitarios.
En su condición de ayudante expresó preocupación porque la Universidad no prepara a los encargados de las áreas experimentales, ni les exige conocimientos sobre el uso adecuado de los productos químicos y la atención de emergencias en caso de accidentes. Aunado a ello, no existe un reglamento expedido por la institución sobre normas para laborar en los laboratorios, y las que tienen, son credas por iniciativa de los asistentes. “Ni los profesores ni los alumnos tienen conocimientos al respecto, yo sé porque me he formado para ello”.
En ese sentido, Nivea Abreu, supervisora del Laboratorio en Investigación y Docencia de Química de la Facultad de Humanidades y Educación, opina que en LUZ debe hacerse una campaña intensiva de educación y preparación de las personas que usan los laboratorios.
Abreu ha sido testigo de experimentos en los que las cantidades de sustancias son manejadas sin medida, lo que atenta contra las pautas internas del laboratorio bajo su cargo, sobre el uso y desecho de productos químicos. Por tal motivo, considera que en esos casos el problema no se trata únicamente de los depósitos, sino también, de la utilización contínua de los compuestos.
Hasta ahora, la posible solución a esta realidad no va más allá de las conversaciones de los Bomberos Universitarios con las empresas privadas y cementeras para lograr un convenio de retiro e incineración de algunos materiales peligrosos almacenados en los laboratorios de LUZ.
Datos Adicionales
Los auxiliares: “Desechamos como podemos”
En los laboratorios universitarios, los auxiliares tienen el mayor contacto con los químicos, pues ellos son los encargados de preparar el recinto previo a las clases y mantener el orden una vez concluída la jornada. Su permanencia en el lugar puede ser de hasta ocho horas contínuas.
Sobre el problema del almacenaje de sustancias y la forma cómo los desechan, el auxiliar del laboratorio de Química de la Facultad de Ingeniería, Johan Mesa, dice: “Para no crear alarma, nosotros desechamos como podemos porque no tenemos la infraestructura e instrumentos adecuados para hacerlo. Tampoco Bomberos Universitarios, ni Higiene y Seguridad LUZ retiran los materiales de los depósitos. Además, la infraestructura no funciona de manera adecuada, ni las campanas (de extracción) ni los aires acondicionados”.
Gases en el HUM
Nivea Abreu, supervisora del laboratorio de Química de la Facultad de Humanidades y Educación, denuncia que en la sala experimental de Bioquímica del Hospital Universitario de Maracaibo (HUM), el cual está bajo responsabilidad de personal docente de LUZ, no cuenta con un extractor de gases, por lo que el olor de las sustancias llega a los pasillos del centro de salud, e incluso a la Maternidad Castillo Plaza, localizada a 150 metros de distancia.
Hasta 80 litros de productos químicos sin identificación han sido detectados en espacios universitarios. Los Bomberos de LUZ temen una tragedia, pues creen que afectaría no sólo a la institución, sino también a buena parte de Maracaibo
Reggie Amaya S.
Cantidades no calculadas de materiales peligrosos afectan los laboratorios de La Universidad del Zulia (LUZ), debido al almacenaje de sustancias químicas y a su desecho inadecuado, así lo informan los cuerpos de bomberos de Maracaibo y de LUZ.
Según el jefe de la División de Materiales Peligrosos del paramunicipal, sub-teniente Alberto Lozano, los compuestos químicos en la institución perdieron su vigencia de uso. “En LUZ mantienen cierta cantidad de sustancias químicas que ya cumplieron su tiempo útil, y que por lo tanto se convierten en desechos y materiales peligrosos”, declara el funcionario.
Para el jefe del Departamento de Materiales Peligrosos de Bomberos Universitarios (Matpel), Elio Miranda, el problema de los laboratorios en LUZ se debe al almacenaje de compuestos químicos, más que a su utilización en las actividades académicas y de investigación cotidianas.
Prevé que de no tomarse acciones al respecto, pudiera suceder algún accidente que cobraría vidas humanas en la Universidad, e incluso, en la ciudad de Maracaibo, porque la institución está rodeada de sectores residenciales, escuelas y liceos, aparte de su cercanía al Hospital Universitario de Maracaibo (HUM).
“Hemos conseguido hasta 80 litros de productos sin identificación, lo cual nos plantea un problema muy serio, pues estamos hablando de composiciones cuya naturaleza nos es desconocida y no sabemos cómo puedan reaccionar”, afirma con preocupación el bombero estudiantil.
Por su parte, el jefe de los laboratorios de Química de la Facultad de Humanidades y Educación, profesor Edgar Molina, no sólo reconoce que se almacenan de manera indebida diferentes elementos tóxicos, sino que también considera problemático el desecho de estos productos por la cañería por la falta de una infraestructura con los implementos para el adecuado uso y desecho de los químicos.
“Los ácidos sulfúrico, nítrico, y el benceno – que es altamente cancerígeno – van a las cañerías que desembocan en el lago de Maracaibo. Las campanas extractoras de gases no funcionan adecuadamente y los tóxicos evaporados se mantienen en el laboratorio y son inhalados por quienes están allí”, explica el catedrático.
Molina asevera que ha habido accidentes leves con quemaduras causados por descuido. Dice que no hay pruebas de personas afectadas por el benzeno, si bien reconoce que los profesores se resisten a trabajar con éste, razón por la que se rotan en las materias con el uso de materiales peligrosos para no recibir exposiciones constantes a los químicos. Calcula que en caso de un accidente grave, desaparecerían hasta dos laboratorios de la Escuela de Química del núcleo humanístico, a causa de un incendio por la existencia de sodio metálico depositado en las vitrinas. Para el Cuerpo de Bomberos Universitarios, el problema radica en la falta de un depósito con las condiciones adecuadas de temperatura y resguardo para el desecho de los químicos, y el descuido del personal que labora en los laboratorios sobre el control de las soluciones, como en la Escuela de Bioanálisis en Medicina, en donde inhabilitaron los laboratorios y no hay clases por la excesiva acumulación de sustancias.
En la Facultad de Ingeniería, ubicada entre las avenidas “Cecilio Acosta” y Guajira, se habilitó un baño de manera improvisada para el almacenamiento de productos, pero por tratarse de un espacio no óptimo para esa función, varios químicos – entre ellos sodio metálico, el cual es explosivo al mezclarse con el agua – se combinaron con las lluvias y llegaron hasta las escaleras de la Escuela de Química, lo que desprendió peligrosos olores al ambiente.
De todas las facultades, la de Ciencias es la única que cuenta con un depósito adecuado porque según los Bomberos LUZ cumple con los parámetros establecidos por el Comisión Venezolana de Normas Industriales (Covenin), aunque algunos estudiantes advierten que no hay un control e inventario de las soluciones existentes. Por trabajar con las ciencias puras en la investigación y docencia, este lugar es el que más material peligroso acumula: triplica al resto de los laboratorios de la Universidad.
Antecedentes del problema
Desde hace 40 años, LUZ acumula componentes dañinos y esto paulatinamente se convirtió en una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar, según estima el jefe del Departamento de Materiales Peligrosos de los Bomberos Universitarios, Elio Miranda.
Para el 2003 se comenzó a atender esta situación con la creación de una data con los inventarios de las sustancias perjudiciales presentes en LUZ, mediante una labor de limpieza, clasificación y neutralización de los productos, que consiste en eliminar el poder de reacción de los químicos.
Miranda recuerda que en marzo de 2006, por negligencia de un profesor en la Facultad de Ciencias que dejó neutralizando 250 mililitros de mercaptano (sustancia química venenosa que al evaporarse adormece o mata a quien lo respire) dos vigilantes resultaron desmayados por inhalación del químico en horas de la noche y a causa de las afecciones en su salud, debieron guardar reposo por dos días, bajo vigilancia médica. Durante el incidente, funcionarios de seguridad de la Escuela de Petróleo, ubicada a 200 metros del lugar, afirmaron sentir gases del químico en el ambiente.
En 2004, dos estudiantes de la Facultad de Agronomía resultaron seriamente lesionados con irritación y quemaduras de segundo grado en las vías respiratorias al estallar un bidón de ácido sulfúrico depositado en los laboratorios, por lo que tuvieron que estar en reposo durante un mes, con dieta líquida, dada la sensibilidad de sus gargantas. Ese mismo año, un universitario tuvo ampollas en la piel por el roce con ácido sulfúrico en el laboratorio de Química, en Humanidades.
Voces disidentes
Algunos profesores y auxiliares prefieren la discreción al hablar del problema de los laboratorios: unos temen revelar la existencia de accidentes y otros los catalogan como “normales” para no tener que hacer una denuncia pública de la situación. Informes levantados por los bomberos estudiantiles revelan que la principal causa es la inexistencia de una manera adecuada de depositar y desechar los materiales peligrosos; sin embargo, para el profesor Avismerci Prieto, jefe del laboratorio de Investigación de Química en la Facultad de Ingeniería, los productos químicos en la Universidad no representan un problema, pues trabajan con pequeñas cantidades de solventes orgánicos reutilizables: ácidos como el clorhídrico, nítrico y sulfúrico y el mercurio.
El catedrático no muestra preocupación sobre las sustancias depositadas en el laboratorio. “Estamos esperando el momento propicio para trasladarlos y que los quemen en la refinería El Tablazo. Todas las actividades que realizamos aquí no representan ningún peligro”, asegura en su condición de encargado del recinto.
Esta versión encuentra respaldo en la jefa de la cátedra Química II de Ingeniería, Gisela López, quien estima que la alarma creada por la existencia de compuestos químicos depositados en LUZ es una exageración. “Es mentira que los productos sean altamente reactivos y que no podamos convivir aquí”, puntualiza. Además, desestima los informes de los Bomberos Universitarios y considera que no han hecho una labor efectiva: “Ellos tienen mucho tiempo sin venir, y cuando lo hacen, apenas levantan un informe y se van. Ya se llevaron los solventes más volátiles y nosotros reutilizamos los productos aunque estén viejos, porque los bomberos dijeron que en el baño no deberíamos depositar más”.
Johan Mesa labora como auxiliar docente del laboratorio de Química de la Facultad de Ingeniería desde hace seis años. Considera que allí los profesores han procurado organizar un depósito, aunque no se clasifican los reactivos, y acredita la responsabilidad del no retiro de los materiales peligrosos a los bomberos universitarios.
En su condición de ayudante expresó preocupación porque la Universidad no prepara a los encargados de las áreas experimentales, ni les exige conocimientos sobre el uso adecuado de los productos químicos y la atención de emergencias en caso de accidentes. Aunado a ello, no existe un reglamento expedido por la institución sobre normas para laborar en los laboratorios, y las que tienen, son credas por iniciativa de los asistentes. “Ni los profesores ni los alumnos tienen conocimientos al respecto, yo sé porque me he formado para ello”.
En ese sentido, Nivea Abreu, supervisora del Laboratorio en Investigación y Docencia de Química de la Facultad de Humanidades y Educación, opina que en LUZ debe hacerse una campaña intensiva de educación y preparación de las personas que usan los laboratorios.
Abreu ha sido testigo de experimentos en los que las cantidades de sustancias son manejadas sin medida, lo que atenta contra las pautas internas del laboratorio bajo su cargo, sobre el uso y desecho de productos químicos. Por tal motivo, considera que en esos casos el problema no se trata únicamente de los depósitos, sino también, de la utilización contínua de los compuestos.
Hasta ahora, la posible solución a esta realidad no va más allá de las conversaciones de los Bomberos Universitarios con las empresas privadas y cementeras para lograr un convenio de retiro e incineración de algunos materiales peligrosos almacenados en los laboratorios de LUZ.
Datos Adicionales
Los auxiliares: “Desechamos como podemos”
En los laboratorios universitarios, los auxiliares tienen el mayor contacto con los químicos, pues ellos son los encargados de preparar el recinto previo a las clases y mantener el orden una vez concluída la jornada. Su permanencia en el lugar puede ser de hasta ocho horas contínuas.
Sobre el problema del almacenaje de sustancias y la forma cómo los desechan, el auxiliar del laboratorio de Química de la Facultad de Ingeniería, Johan Mesa, dice: “Para no crear alarma, nosotros desechamos como podemos porque no tenemos la infraestructura e instrumentos adecuados para hacerlo. Tampoco Bomberos Universitarios, ni Higiene y Seguridad LUZ retiran los materiales de los depósitos. Además, la infraestructura no funciona de manera adecuada, ni las campanas (de extracción) ni los aires acondicionados”.
Gases en el HUM
Nivea Abreu, supervisora del laboratorio de Química de la Facultad de Humanidades y Educación, denuncia que en la sala experimental de Bioquímica del Hospital Universitario de Maracaibo (HUM), el cual está bajo responsabilidad de personal docente de LUZ, no cuenta con un extractor de gases, por lo que el olor de las sustancias llega a los pasillos del centro de salud, e incluso a la Maternidad Castillo Plaza, localizada a 150 metros de distancia.
Oiga la descripción de equipos de Bomberos Maracaibo para la atención de emergencias con materiales peligrosos
Equipamiento para la atención de siniestros con sustancias químicas con los que cuentan los Bomberos Universitarios de LUZ. /Foto: Cortesía Bomberos LUZ
Trajes térmicos para el mantenimiento y supervisión de recintos con depósitos de productos químicos. A la derecha, Elio Miranda, jefe de Matpel. /Foto: Cortesía Bomberos LUZ
Video: Recomendaciones para la seguridad en el trabajo con sustancias químicas
1 comentario:
Gracias por el apoyo. Muy buena la presentaciòn
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